Noti- Economia: Las ‘start up’ europeas ante el fin del dinero fácil
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El sector tecnológico ha cambiado radicalmente en los 12 meses transcurridos desde que se elaboró la última clasificación FT-Statista de las empresas europeas de más rápido crecimiento.
Este proyecto anual para identificar las empresas de la región que han aumentado rápidamente sus ingresos muestra hasta qué punto sigue prosperando el espíritu empresarial, a pesar de un telón de fondo de considerable agitación política y social debido a la subida de los tipos de interés y a la ralentización de la economía.
Todas las empresas que figuran entre las cuarenta primeras registraron una tasa de crecimiento anual compuesto mínimo de los ingresos superior al 200% entre 2018 y 2021, lo que incluye el inicio del periodo de los confinamientos por la pandemia.
Para ser incluidas en la lista FT1000, las empresas debían mostrar un crecimiento medio anual de los ingresos en los tres años superior al 36,2%, solo ligeramente por debajo del 36,5% exigido para la clasificación anterior.
Los integrantes de este año ilustran la amplitud de empresas que lograron rápidos aumentos de las ventas. Están encabezados por el fabricante de videojuegos para móviles Tripledot Studios, un grupo británico fundado en 2017 que alcanzó el estatus de “unicornio” en 2022 al ser valorado en más de 1.000 millones de libras (1.130 millones de euros).
Marshmallow, Gift & Go y Silverstream Technologies, todas ellas británicas, más el fabricante italiano de baterías de litio WeCo, conforman los cuatro siguientes, y demuestran que continúa el auge de los sectores de las tecnologías financieras, las tecnologías limpias y las energías renovables.
La tecnología ocupa un lugar destacado, ya que casi una quinta parte de las empresas pertenecen a los sectores de la informática y el software, una décima parte al comercio electrónico y casi un 7% a la categoría del fintech. La construcción, la publicidad y la energía también están muy representadas, mientras que una empresa entre las diez primeras, France GT Classic Cars, vende automóviles de gama alta.
Pero, cada vez más, la atención de muchos –especialmente en la tecnología– no se centra únicamente en el crecimiento de los ingresos registrado en el FT1000 y, durante muchos años, considerado como el principal impulsor del valor de las empresas. Antes se animaba –e incluso se incentivaba– a las start up a seguir generando pérdidas para ganar cuota de mercado. Ahora, los inversores se preguntan si pueden convertir estas ventas en beneficios sostenibles.
Los fundadores afirman que los inversores ya no se centran simplemente en la procedencia del crecimiento de los ingresos, sino que también se preguntan si las empresas tienen suficiente dinero en el banco para llegar al punto de obtener beneficios.
Las que no lo tienen están sufriendo fuertes caídas en el valor de sus negocios a medida que los mercados crediticios se endurecen y surgen preocupaciones sobre cómo afectará la situación económica a las empresas orientadas al consumidor.
El nuevo mantra es “dos años de margen”, según un importante ejecutivo tecnológico: en otras palabras, dinero suficiente para mantener un negocio hasta 2025, cuando se espera que los mercados de capitales y las economías mundiales se hayan estabilizado.
Los que no puedan demostrar esa estabilidad financiera tendrán más problemas, añade, lo que obligará a las start up a recortar gastos y cambiar de estrategia para cumplir el objetivo de los dos años.
Martin Davis, consejero delegado de Molten Ventures, un grupo de capital riesgo cotizado en Londres, afirmó en un evento celebrado el mes pasado que el “fin del dinero fácil” ha dado lugar a lo que él describe como un panorama “posbombo” para los grupos respaldados por el capital riesgo.
Afirmó que, aunque 2022 “fue un año difícil para todos, en todas las geografías y en todos los mercados… estamos empezando a ver lo que podría ser la nueva normalidad”. El capital será más caro, añadió, y los inversores se mostrarán más reticentes tras las sonadas “rondas a la baja (valoraciones reducidas en las rondas de financiación)”.
Según Davis, se está animando a las empresas de la cartera de Molten a alargar sus “pistas de efectivo”, gestionar los costes y centrarse en la rentabilidad.
Según CB Insights, la financiación total de capital riesgo en 2022 se redujo en más de un tercio hasta 415.100 millones de dólares, aunque el volumen de operaciones sólo cayó un 4%. Europa sufrió una caída de la financiación del 17% hasta 81.000 millones de dólares, comparativamente mejor que Estados Unidos. Entre 2021 y 2022, el número de nuevos “unicornios” se redujo más de un 50% a 258.
Para muchas de esas empresas que habían logrado un crecimiento estelar de los ingresos hasta el año pasado, la cuestión es si pueden mantener su trayectoria el tiempo suficiente para alcanzar la rentabilidad.
Los valores tecnológicos cotizados se desplomaron el año pasado, mientras que las valoraciones en las rondas privadas de financiación reflejaron el nerviosismo de los inversores ante los sectores de alto crecimiento y su preferencia por la seguridad de las empresas que ofrecen ingresos garantizados.
Entre las empresas más grandes, el grupo de pagos online Stripe y la entidad pagos aplazados Klarna se han visto obligados a realizar las llamadas rondas a la baja.
Las pruebas a las que se enfrentan muchas de estas empresas de rápido crecimiento, pero que a menudo siguen generando pérdidas, pueden verse en el destino de compañías que antes aparecían en la clasificación del FT1000. El mes pasado, EO Charging, que figuraba en la lista de las 30 empresas de más rápido crecimiento en 2021, se convirtió en la última en recaudar financiación nueva a un nivel inferior al de un intento anterior de obtener liquidez a través de una sociedad con propósito especial de compra en EEUU el año pasado.
Su fundador, Charlie Jardine, afirma que el negocio de recarga de vehículos eléctricos sigue creciendo con rapidez y está entrando en nuevos mercados de Europa y EEUU, con el lanzamiento de más productos. Pero, cuando se le pregunta por las valoraciones, añade con pesar: “Ya se ve lo que está pasando en el mercado”.
Los inversores de capital riesgo –aunque un poco más cautos– no están demasiado preocupados por las perspectivas de crecimiento en algunas áreas, señalando las ciencias de la vida y la inteligencia artificial.
Muchos admiten que se ha producido una necesaria purga de algunas de las propuestas más endebles de las carteras de los inversores, donde las apuestas más arriesgadas parecían más fáciles cuando el dinero estaba más barato.
Davis afirma que también hay razones para ser optimistas. Las acciones tecnológicas repuntaron a principios de año, señala, y las valoraciones muestran signos de estabilidad “que podrían reflejarse en los mercados privados”. Además, afirma que el retroceso del mercado ha sido indiscriminado, lo que significa que todavía hay muchas empresas buenas con perspectivas sólidas.
Tom Henriksson, socio general de la empresa de capital riesgo OpenOcean, afirma que “la pólvora seca alcanza máximos históricos, lo que significa que todavía es posible que las empresas atraigan inversiones siempre que muestren unos fundamentos empresariales sólidos y se centren en resolver problemas del mundo real”. “No es casualidad que algunas de las áreas de inversión más fuertes en Europa en medio del retroceso general sean el ESG [criterios medioambientales, sociales y de gobernanza] y las energías renovables”.
Manish Madhvani, socio director de GP Bullhound, una empresa de inversión en tecnología, afirma que la “corrección de las valoraciones es saludable; había mucho efectivo en circulación”. Rechaza las comparaciones con la quiebra de las tecnológicas, pero admite: “Algunos negocios tienen una economía unitaria que no funcionará, por supuesto. Se perderá dinero o se reciclará a través de M&A y adquisiciones. Pero se trata de un viento en contra comparado con el huracán de la quiebra de las tecnológicas”.