paso fundamental antes de una obra
Siempre se ha admirado a La Torre de Pisa por su magnífica estructura inclinada, y hasta se ha llegado a pensar que fue concebida de esta manera. Sin embargo, la realidad es otra, esta construcción era vertical, pero con el tiempo se ha ido inclinando, pues el terreno es inestable y no tiene la fuerza necesaria para sostener esta gran edificación.
Esto es un claro ejemplo de lo importante que es hacer un estudio de suelos antes de la realización de una obra, lo que permite conocer con certeza si el terreno tiene las condiciones apropiadas para soportar el peso de dicha construcción.
¿Qué es un estudio de suelos?
Se conoce como estudio de suelos a aquella exploración previa del terreno en donde se pretende edificar una obra, con el propósito de saber verdaderamente las condiciones de la tierra y determinar qué tipo de bases o cimientos son las apropiadas para sostener el peso de dicha estructura.
Este trabajo comprende tanto actividades de campo como de laboratorio, lo que permite conocer las características físicas y mecánicas del terreno y evitar cometer errores que a futuro sean nefastos para las comunidades cercanas.
Tipos de suelos para construcciones
El estudio geotécnico permite conocer qué tipo de suelo es aquel terreno donde se tiene proyectado edificar una obra, para saber un poco más sobre ellos, Bernardo Arosio, de ATB Constructores, los explica detalladamente:
Suelos limosos
El suelo limoso es un tipo de terreno que posee muy poca plasticidad. Se caracteriza por ser estéril, filtra agua fácilmente, es pedregoso y debido a que contiene más arena que arcilla, presenta algunas dificultades al momento de realizar alguna construcción. Es por eso que se deben hacer excavaciones profundas para hacer los cimientos, rellanar con capas de rocas y agregar concreto ciclópeo (hormigón que tiene incorporado grandes piedras) para los muros, es un terreno que no es apto para construcciones en niveles.
Suelos arcillosos
Este tipo de suelo tiene la característica de tener baja porosidad, una textura viscosa y un porcentaje de arcilla que ronda el 45%, todo esto hace que sea un terreno que no permite una buena compactación. Tiene la desventaja de que se llena de agua y se contrae en su ausencia, lo que genera un gran inconveniente para las cimentaciones, pues al expandirse se separarán de la estructura. Para solventar este problema hay que hacer excavaciones más profundas debido a que a mayor profundidad se consigue una estabilidad más alta.
Suelos pedregosos
Es un terreno ideal para edificaciones de varios niveles ya que está presenta formaciones de piedras, lo que lo hace impermeable y por lo tanto evita el paso del agua. Esto hace que las excavaciones para colocar los cimientos sean fáciles de realizar. Sin embargo, si el suelo es muy superficial, puede correrse el riesgo de que las excavaciones sean un poco más difíciles, lo que genera la utilización de máquinas pesadas, produciendo un aumento en los costos.
Suelos arenosos
Los suelos arenosos son propios de lugares cercanos a ríos y quebradas, así como en áreas costeras. Tienen un contenido de arena bastante alto y poco de arcilla, junto a otros materiales, lo que los hace ideales para sustentar obras que requieran gran resistencia. Son aptos para albergar cimentaciones en losa.
El estudio del suelo permite no solo conocer las distintas propiedades de los terrenos, sino que ayuda a identificar los diferentes estratos o capas que tienen. De igual manera, da una orientación en cuanto al nivel freático, materiales presentes en el subsuelo o su capacidad portante. Asimismo, da al constructor una certeza de que al momento de ejecutar la cimentación de la obra no se empleen materiales que no sean necesarios.