Noti- Economia: Hey, bro, ¿te acuerdas de aquello del Metaverso?
He mirado en mi email cuándo fue la última vez que alguien me escribió para contarme algo sobre el Metaverso. Respuesta: diciembre de 2023. Si buscamos la palabra en Google Trends, veremos que el hype del término se produjo a finales de septiembre del pasado año. Desde entonces, una caída continuada de búsquedas y en breve, seguramente, el silencio.
La historia reciente del término podría tener su inicio en la decisión de Facebook de cambiar su nombre por el de Meta el 28 de octubre de 2021, reflejando una ambición –ambición desmedida, que diría C.Tangana− de ir más allá de las redes sociales y entrar en la Web3 y el metaverso.
Poco antes de que Meta cambiara de nombre la acción estaba a 378 dólares, era septiembre del 21. Después del anuncio se produjo una bajada continuada hasta los 99 dólares. Hoy la acción de Meta supera los 500. ¿Qué ha pasado desde el punto más bajo hasta hoy? Qué Meta decidió en 2023 recortar más de 21 mil puestos de trabajo, en buena medida destinados a crear el metaverso, y centrarse en la IA.
Dicho de otra manera: el mercado nunca se creyó el Metaverso. Y tengo la sensación de que la prensa especializada tampoco mucho. Lo que no tengo tan claro es que los inversores no picaran. Como están picando ahora con ciertas startups aparentemente verdes –y revolucionarias, por supuesto− que en breve no valdrán nada porque son humo. Aunque humo ecológico, eso sí.
Otras no, claro. Que de todo hay.
TECNOLOGÍAS BARRIDAS BAJO LA ALFOMBRA Y COMUNICACIÓN
Pensaba en el Metaverso después de asistir a una charla sobre tecnología donde todos se felicitaban por los rapidísimos avances de los últimos años, cuando no meses. Lo rápido que va esto. Lo activo que está el sector. Y sí, es cierto.
Pero en esas charlas rara vez se habla de las tecnologías que se barren bajo la alfombra y de las que nadie se acuerda. De cómo durante unos meses todo el gremio se llenó la boca con palabras como Metaverso, realidad aumentada (ay, Magic Leap, pasen por la hemeroteca, pasen), móviles modulares, soluciones de movilidad que hoy nos suenan tan viejas como el vídeo beta… igual que ahora todo es Inteligencia Artificial y solo inteligencia artificial.
He usado arriba el término hype. El palabro define las expectativas generadas artificialmente alrededor de una persona o producto. En la creación de este hype sobre el metaverso tuvimos buena parte de culpa las agencias de comunicación y los marketeros, asumámoslo.
Teníamos y tenemos una buena excusa, claro: nos pagaban por ello. Y no hacíamos daño a nadie. Además, las olas en comunicación hay que surfearlas y todos sabemos que si no introduces la palabra de moda en un titular cuesta más vender el producto, servicio, evento… Una vez más: ahora está ocurriendo lo mismo con la Inteligencia artificial.
La pregunta sería: ¿podemos hacer algo más que surfear olas? ¿Tenemos margen para hacer pedagogía? Entre nota, mail, y llamada de confirmación, ¿podemos practicar la memoria?
AQUEL MARAVILLOSO MUNDO DE SECOND LIFE
Vosotros sois muy jóvenes y no lo habéis conocido… que se dice ahora en redes. Pero no era la primera vez que pasaba, no. Los que tenemos ya una edad y llevamos años vinculados a la tecnología, vivimos a comienzos de siglo el boom de Second Life.
Aquello iba a ser lo nunca visto. Las empresas comenzaron a comprar espacios –como ahora se compran parcelas en la Luna, o en Marte− y montar tiendas en Second Life. Porque aquello se iba a llenar de público, se iban a disparar las ventas, había que estar sí o sí porque si no eras poco menos que del pleistoceno. Y luego… Second Life fuese y no hubo nada, como decía el poema de Cervantes.
Desde entonces, y ha llovido, cada vez que ha surgido una nueva red social o tecnología que lo va a petar y una empresa nos ha pedido, como agencia, que le ayudáramos a estar en ella, siempre he preguntado: ¿para qué?
Parece una pregunta absurda, sobre todo cuando vienen con el dinero por delante. Pero es que no conviene engañar a la gente, que eso luego tiene muy mala prensa. Así que sí, antes de adoptar una nueva tendencia yo siempre pregunto: ¿De verdad lo necesitas? ¿Está tu público ahí? ¿Tiene sentido perder pasta, aunque sea para dármela a mí, y sobre todo tiempo de tu equipo en estar en un sitio solo por postureo? ¿Es el postureo lo que guía tu comunicación e incluso tus inversiones?
No digo que a veces no tenga sentido la adopción de nuevas tecnologías, digo que en comunicación surfeamos la ola porque nos va en el sueldo, pero los CEO y los CIO deberían pensárselo, a veces, un poquito mejor. O dos poquitos.
¿HABRÁ CONSECUENCIAS?
En la misma charla sobre tecnología que mencionaba arriba, me preguntaba si habrá consecuencias. ¿Cuántos consultores recomendaron invertir a sus empresas, de una manera u otra, en el Metaverso? ¿O en realidad aumentada? ¿Cuánto consultor no tiene más criterio que el de la noticia del día? ¿Cuántos no tienen memoria ni la quieren tener porque en el fondo viven, también, de surfear la ola (claro, no es su dinero el que se juegan)?
Creo que quienes dirigen empresas, y quieren ser líderes sociales, deberían coger del periodismo no la devoción casi religiosa por la novedad –que el periodista se puede permitir porque nada se olvida más rápido que la noticia del día− sino el sano escepticismo con el que el periodista mira y comunica esas novedades al mismo tiempo que les da espacio porque su jefe se lo pide, o porque lo requiere un anunciante.
La opción contraria, el optimismo descerebrado, sin memoria, puede costar a las empresas demasiado tiempo y mucho dinero. Y sobre todo, en una época en que tanto se habla de valores y posicionamiento estratégico, puede costarles perder el norte y dar al equipo el mensaje de que la persona al mando no sabe muy bien el rumbo que sigue. Y no hay nada peor que eso.
O casi. Porque el infierno debe ser algo parecido a estar sentado cómodamente en una terraza, leyendo un buen libro y esperando que te traigan una cerveza, y escuchar a un junior de alguna consultoría hablando por otro teléfono para preguntar: ¿hey, bro, te acuerdas de aquello del metaverso?
Quién se va a acordar. No interesa.