13/01/2025

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Motosierra y confusin: cmo recuperar la economa para salir de la crisis

08 noviembre de 2024

El ruido de las motosierras desmantelando el Estado, las licuadoras disolviendo ingresos y los medios y las redes bombardeando a cada instante con artillera fake que no deja pensar. La confusin es poltica de Estado.

As lo analiza la economista Mercedes D’Alessandro, ex directora Nacional de Economa, igualdad y gnero en el Ministerio de Economa de la Repblica Argentina, quien lanz su nuevo libro «Motosierra y confusin» publicado por la editorial Sudamericana (2024).

Mercedes D'Alessandro - Wikipedia, la enciclopedia libre
La economista y escritora Mercedes D’Alessandro.

En esta intervencin ensaystica en tiempo real -y una crnica de un reseteo social de desenlace todava incierto-, la escritora recorre la primera fase del gobierno que se autodefine «liberal libertario» y analiza sus ideas econmicas.Al igual que en «Economa feminista. Cmo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)»,D’Alessandro reinterpreta la macroeconoma desde la perspectiva de la vida diaria. Al mismo tiempo, propone revisar las ideas y las categoras con las que se disean las polticas econmicas, extender la mirada y ver qu hay ms all del dficit fiscal o la inflacin.

A continuacin, un fragmento del captulo «Los enamorados del ajuste»

En el ltimo tiempo, en la Argentina el foco estuvo tan orientado a reducir el dficit fiscal que gran parte de los economistas, aun los ms crticos, cayeron en ese espejismo: es el ajuste la solucin a los problemas «de la macro»? La experiencia reciente es muy clara y contundente: NO.

Milei logr el supervit fiscal a costa de los jubilados y de la obra pblica, la infraestructura del presente y del futuro. Logr bajar la inflacin a cambio de una recesin rpida, profunda y daina. Milei celebra el supervit comercial como un hito.Lo que no se ve tan claro es que esto resulta de la cada brutal de las importaciones al ritmo de la recesin. La cada de la actividad arrastra tambin la recaudacin, lo que limita ms el espacio fiscal. Si el objetivo es mantener el supervit o el dficit cero, menos ingresos en las arcas del Estado y con ms obligaciones enfrente — por la deuda que absorbi el Tesoro— significan ms ajuste.Acaso la macroeconoma no incluye la consideracin de la actividad, el consumo, la pobreza, el empleo y el salario?

El FMI confirm
Javier Milei.

Las crticas a su programa no vienen solo de la heterodoxia keynesiana o los socialistas estatistas e intervencionistas.Hay un diagnstico compartido entre economistas cercanos ideolgicamente a Milei, incluso figuras que l admira, como el padre de la Convertibilidad, Cavallo, y Carlos Rodrguez, quien fuera rector de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconmicos de la Argentina (UCEMA) entre 1994 y 2018, una de las universidades ms importantes para el pensamiento neoliberal en el pas.

Segn Rodrguez, «se utiliz la recesin como instrumento de poltica econmica. Esto ha llevado a que estemos experimentando una recesin inducida por el gobierno, que probablemente sea la ms grande en la historia de la humanidad».

Un asesor de Milei denunci
Carlos Rodrguez, ex asesor senior de Javier Milei.

La impotencia para debatir otra cosa que no sea el dficit fiscal est relacionada con la manera en que se ha instalado el discurso sobre la «casta poltica» y el Estado.Suena a despilfarro.Es as como los enamorados del ajuste anuncian apticos el mantra de que «haba que ordenar la macro» O: «Yo hubiese ajustado mejor», ms suave, ms prolijo.Como si fuera una cuestin tcnica, pasar un nmero de una celda del Excel a la otra. Y como si el dficit fuera lo nico que pasa en la Argentina y el ajuste la nica herramienta, como si pudiramos mantenernos en una total abstraccin del momento histrico. Los economistas mainstream no incorporan instrumentos nuevos o una mirada ms amplia hace dcadas. Mucho hablar de la mirada cenital, pero al final el ojo est puesto en un punto fijo.Qu macro orden Milei?

Tampoco hay cambios en la mirada de las instituciones internacionales.El acuerdo con el FMI, por poner un caso, no incorpor en absoluto el impacto de la pandemia en la economa mundial; las dinmicas que se produjeron a partir del aumento en la cantidad de dinero circulante; la deuda descomunal que tomaron los pases para enfrentar los costos de la Covid-19; las cadenas de produccin, transporte y logstica globales que mutaron los caminos del comercio; la crisis en el mundo del trabajo y, menos an, la crisis de los cuidados.

No se tom nota del inicio de una guerra que abon el descalabro econmico mundial, de los mltiples conflictos abiertos que generan migraciones forzadas, crisis de refugiados.

Se escriben sentidas palabras sobre el cambio climtico, pero lo nico que brota de ese debate son las finanzas verdes, otra mscara para simular accin. Nada. Se trabaj como si no hubiese pasado nada. A la hora de la negociacin entre la Argentina y el FMI, tampoco se incorporaron las dimensiones polticas que habilitaron el endeudamiento, ni los mecanismos de fuga que conspiraron contra alguna finalidad til al pas. Lo que se firm podra decir lo mismo en 2019 o en 2022.

Javier Milei junto aKristalina Georgieva, directora del FMI, en una reunin bilateral en el G7.

La visin tecncrata de la economa nos hace mirar todo a travs de ecuaciones vacas, mientras que los que se estn vaciando son los platos de comida. Entre tanto, la deuda toma cuerpo en la angustia de quien tiene que pedir fiado en el almacn del barrio o cambiar dlares en el supermercado para comprar dos paquetes de arroz.

Pero eso es amarillismo, sensiblera no tcnica, no entra en las planillas de Excel ni en los monitores de la oficina del ministro de Economa de turno y de las reuniones en oficinas de lujo donde se toman decisiones.Y la poltica estorba, no entiende de la planificacin intertemporal, la sostenibilidad y las reglas de la arquitectura financiera internacional, ensucia el sacro mundo de las ecuaciones y el equilibrio general.

Pero les traigo malas noticias.En un posible multiverso, en un mundo post-Milei, donde el gobierno haya sido reemplazado por uno con ideales de justicia social, no habr espacio para estas confusiones algebraicas ni para la autocomplacencia ideolgica.

En tan solo un ao, el gobierno de Milei pas la motosierra por el Estado y las cuentas pblicas con tal intensidad que un futuro gobierno que busque mejorar la situacin econmica y social se enfrentar a un margen fiscal extremadamente limitado, no quedar espacio para ms ajustes.

Esa motosierra no fue neutral, se reconfiguraron espacios de poder y, cuando avance el RIGI, probablemente tambin empiece a cambiar el paisaje productivo del pas (y crezcan nuevos dueos del capital, ms poderosos).

Javier Milei junto a la famosa motosierra durante la campaa presidencial.

Para peor, los «resentidos» de la fortuna de los empresarios tecnorricos y tecnoutpicos cool abogamos por todo eso que hoy parece dmod, subir impuestos por ah, dar subsidios por ac, eliminar o recortar regmenes impositivos de privilegio, ir hacia un 50-50 en capital-trabajo. Para ms, somos feministas y ambientalistas, progres, woke y toda la ensalada de rcula palermitana que ya no abona al trending topic. Aun cuando la Argentina fue uno de los pocos pases en el mundo que pudo imponer un impuesto a las grandes fortunas, ese camino se ve difcil si escuchamos las narrativas dominantes, y muchos de «nuestro lado» han abandonado el debate y la defensa de una redistribucin. No la ven. Incluso, arriesgo, muchos no estn siquiera de acuerdo. He visto a grandes mentes de mi generacin sucumbir replicando distintas versiones de la teora del derrame. Hasta me ha tocado escuchar a gente que, por su cercana a algn cura o Iglesia, piensa que tiene autoridad moral para decir cosas como que los jubilados reciben mucha ayuda del Estado, y los nios, poca, que esa es una manta corta.

"Motosierra y confusi
«Motosierra y confusin», la tapa del libro

Como si la redistribucin tuviera que pensarse entre pobres viejos y pobres bebs. Motosierra y confusin?

Hace poco, un colega, muy entusiasmado en un congreso internacional, me coment que las presentaciones ms novedosas que escuch eran de economistas mujeres. «Mir vos», le respond. «Y qu descubriste de nuevo?». Me mand unas notitas rpidas que haba tomado. Le dije, con un poco de hasto, que eso estaba en los trabajos de Fulana desde hace aos, que esto otro lo escrib en mi libro de 2016, y que me sorprenda que aquello lo estuviera descubriendo recin ahora. Y ojo, es uno de los colegas ms lcidos de nuestra generacin.

MercedesD’Alessandro junto a otras colegas en la presentacin del libro «Economa feminista» en el Palacio de la Hacienda.

Pienso en tres cosas.

Primero, no nos leen. Estamos ah, simulan que s, pero no nos leen. Y si nos leen, no registran. No siguen nuestras trayectorias a menos que un reflector gigante nos ilumine y estemos justo en su camino.

Segundo, las mujeres producimos anlisis ms innovadores porque, al haber estado siempre fuera de los modelos, fuera de esos crculos endogmicos del conocimiento y fuera de las arenas de poder, no nos queda otra que romper moldes y reinventar nuestro campo de estudio.Romper el statu quo es nuestra manera de crear, al menos para quienes estamos en los mrgenes.

Y tercero,la economa feminista, a diferencia de la economa mainstream, no se alimenta de las luchas sociales, es parte integral de ellas.Las economistas feministas militamos en organizaciones, hacemos poltica, rosqueamos, fundamos ONG, escribimos manifiestos, escribimos un montn, debatimos ideas, organizamos hogares, cuidamos a personas, nos organizamos para llevar adelante nuestros proyectos y bancarnos y hasta creamos instituciones pioneras.Mientras otros se quedan en las conferencias y con el micrfono siempre a disposicin — ese que nos retacean— , nosotras estamos cambiando el mundo. Por eso, los libertarios nos sitan como grandes enemigas.

Hay una forma de pensar que est agotada y que, aunque se autopercibe heterodoxa, es bastante funcional a la praxis libertaria.

En febrero de 2024, en ocasin de un encuentro de laRed Futuro — grupo de lderes y activistas latinoamericanos— en Colombia,el exvicepresidente de Bolivia, lvaro Garca Linera —quien tuvo que lidiar en primera persona con Musk y su apetito por el litio de Potos— , nos contaba que cuando asumieron con Evo Morales, sentaron a los empresarios y les dijeron: «Tenemos dos noticias para ustedes, una buena y una mala. La buena es que no los vamos a expropiar. La mala es que les vamos a subir los impuestos». En su relato subray en reiteradas ocasiones que un gobierno tiene que tener muy en claro cules son los intereses que representa.

En un tiempo no muy lejano hablbamos de economa poltica.As como Milei nos trajo a la mesa algunos conceptos que pensamos que haban quedado enterrados en el fondo de una biblioteca del CEMA, como la libertad de mercado, quiz deberamos revisar cmo recuperar el Estado y fortalecerlo, y esto no es solo una cuestin econmica. Como dice Nancy Fraser: «La crisis actual genera nuevas configuraciones polticas y nuevas gramticas de conflicto social».

Por eso, el Estado es un territorio en disputa.



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