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11 noviembre de 2024

«Patria y familia» es la primera novela escrita por el actor, conductor y humorista argentino, Sebastin Wainraich.En este libro publicada por la editorial Planeta, el escritor entrelaza con maestra la voz interior de Luis Alberto Camino con la de quienes lo rodean, en una desaforada carrera por convertirse en presidente.Caracterizado por su capacidad para dar batalla, Camino dejar todo de lado para conseguir su mximo objetivo.

De candidato a presidente: c
El escritor acaba de lanzar «Patria y familia», su primera novela.

Con ritmo frentico y la tensin dramtica de un thriller,Wainraich da vida a una serie de personajes unidos por la ambicin y el deseo de poder, dispuestos a saltar sin red al vaco.

Un retrato muy real sobre la poltica, en el que intenta descifrar a estos seres que nadie conoce de verdad y, que, tal como expone, ni ellos mismos lo saben.

A continuacin, un fragmento del libro

Son las dos de la maana, a las ocho se abren las escuelas y a las diez voy a ir a votar. Antonio dice que las diez es la hora ideal.Voy a llevar facturas para las autoridades de mesa y voy a decirle a la prensa las estupideces que se dicen siempre: que es una fiesta de la democracia, que ojal todo se desarrolle con normalidad, que agradezco a nuestros fiscales y a los de los dems partidos tambin por cuidar el mejor sistema que tenemos para vivir.

A las seis de la tarde van a cerrar las mesas y transpiro cuando pienso en esas bocas de urna que dirn que soy el nuevo presidente de los argentinos. Lo pienso y me excito. Me caliento. Quiero estar en mi bnker a las nueve de la noche y ser ovacionado por mis militantes. Quiero tener a mis pies a mi vice y a todos los estpidos de mi partido: los que me apoyan, los que no, los que me jugaron en contra. Van a venir en fila a abrazarme, a desearme suerte, a decirme que me van a acompaar, a humillarse por un ministerio, por una secretara, por un lugar en mi gobierno.La imbcil de Luca Corro va a llamarme para felicitarme. Llam a Luis Alberto Camino para felicitarlo y para comunicarle que estoy dispuesta a hacer la mejor transicin por el futuro de nuestra querida Argentina, va a decirles a los periodistas. Le van a preguntar si se arrepiente de ser la ideloga de la eliminacin del ballotage y va a decir que no.

El diez de diciembre va a tener que ponerme la banda presidencial. Y me va a dar el bastn. Qu risa me da. Le voy a ofrecer algn ministerio. Alguno que no sea muy importante: turismo o medio ambiente. Los dems candidatos me van a llamar pero no los voy a atender. Le voy a decir a Antonio que los atienda l y les agradezca de mi parte. Marcela y los chicos van a subir al escenario conmigo y vamos a posar para las cmaras y para todo el pas. La familia presidencial. Familia Camino. En el celular voy a tener un mensaje de Isabel. El gobierno va a ser tuyo tambin, Isa. Sin vos no hubiera llegado hasta ac, le voy a decir. Me van a llamar presidentes de otros pases. Y voy a dar un discurso. Y no voy a dormir toda la noche.

Nac para ese momento. Luis Alberto Camino presidente. S, nac para eso. Para esa foto. La pelcula son los cuatro aos de gobierno. No le tengo miedo a nadie: ni al pueblo, ni a la oposicin, ni a mi partido, ni a la coyuntura.Si soy gobernador de una provincia como Buenos Aires hace cuatro aos, puedo ser cualquier cosa. Es ms difcil ser gobernador de la provincia que presidente. Estoy seguro.Me exaspera tener que pensar un gabinete, un plan econmico, una agenda de temas. Pero no me quiero apurar. Quiero pensar en lo bueno. Vivir en la quinta presidencial, ser el jefe, tener un sistema a mi disposicin. Tener el poder. Si puedo, mejorar el pas. O dejar la sensacin de que lo mejor. Ya quiero ganar, ya quiero el momento del festejo. Y que no se me pase la calentura. Cuando asum como gobernador, tuve ese miedo. Pero tena el objetivo de la presidencia.

Y ahora? Despus de la presidencia, qu? Otro mandato? Ser reelecto? Nunca me interesaron dos gestiones seguidas. Pero tal vez ser presidente sea distinto. Ni loco sera gobernador cuatro aos ms. Por eso pblicamente dije que sera ms fcil presentarme a la reeleccin como gobernador pero que era tiempo de ser presidente. Que le puedo aportar mucho ms al pas desde ese lugar.

Portada del libro «Patria y familia» publicado por la editorial Planeta.

A los diecisis aos, cuando empec en poltica, quise ser presidente. Era el mal baterista de una mala banda de mi divisin de El Pensador, el colegio secundario al que fui con otros hijos de psiclogos de moda y artistas frustrados. Nuestra banda era muy mala y yo como baterista era peor. No necesit mucho tiempo para entender que la gloria no la iba a conseguir por ah. Yo quera trascender.

En una fiesta conoc a Marcela, alumna del colegio Carlos Pellegrini. Ella me habl porque me vio solo. Me cont que era del centro de estudiantes. Me contagi el gusto por la poltica. Todos me decan para qu un centro de estudiantes en un colegio privado y progresista en el que hacemos lo que queremos. Pens. Pens.

Poda llamar a elecciones o proclamarme presidente del centro. Una maana, fui divisin por divisin y les cont a los alumnos que abrira el centro de estudiantes para defender nuestros derechos y que yo sera el presidente. Algunos se burlaron y otros me apoyaron. Hasta que apareci Lucas Leroy y dijo que l tambin quera ser presidente. Lucas era el alumno ms popular del colegio. Fijamos una fecha de debate y cuando supe que me iba a ganar, decid llamarlo, reunirme con l y decirle que lo apoyara para que fuera el presidente del centro. Lucas estaba en quinto ao y yo en cuarto. l se ira y despus quedara yo. Le dije que mi vocacin real era la poltica y que me sorprenda que fuera la de l tambin. Vos jugs tan bien al ftbol, tocs la guitarra, anims los actos del colegio. No saba que tambin te gustaba la poltica, le dije. Al otro da me llam y me dijo que se bajaba y que me apoyaba para que yo fuera presidente del centro de estudiantes. As empez mi carrera poltica. Desde ese da hasta hoy.En veinte horas puedo llegar al lugar ms alto al que aspira un poltico. Al que aspiran todos los polticos. Por eso la envidia y el odio a mi alrededor. Ms de los propios que de los extraos. Andrs Rosetti, mi vice, dara lo que no tiene por estar en mi lugar. Lo entiendo. Me pasara lo mismo. Pero no llegaste, Rosetti. Sos el poltico ms intil de Argentina. Agradeceme que por m vas a tener la vicepresidencia.

Antonio me dice que las encuestas me dan ganador. Las encuestas de Luca Corro tambin. Por supuesto que no lo reconocen. Antonio no me miente. Desde que soy intendente que trabaja conmigo. Nunca me traicion. Y hace tres aos, cuando naci mi tercera hija, fue la primera vez que hablamos de cuestiones personales. Le dije que me iba a separar de Marcela, que no me una nada con ella, que me molestaba su presencia, que era un estorbo en mi vida.Me dijo que no me favoreca separarme. Que la incluyera en mi vida poltica. Le dije que sera para peor. Por qu convidarle lo que haba construido yo? Le estara regalando mi capital poltico.

Qu me dara ella a cambio? La poltica tambin era mi recreo.Era el lugar en el que descansaba de ella y de mis hijos. Era el espacio para m, para mi adrenalina, para Isabel. Es a todo o nada, me dijo Antonio.Si estn unidos, se van a entender. Si tienen el mismo objetivo, se van a acompaar. Son matrimonio y ahora tienen que ser socios. A la gente le va a inspirar confianza. A ella le tiene que convenir que vos seas presidente. Y a vos te va a servir que a tu mujer la conozcan, que no la ocultes. Pens en la foto familiar. Pens. Pens. Antonio me convenci. Y sum a Marcela a la campaa. Subi mi imagen. Marcela es inteligente, es atractiva, sabe demostrar sensibilidad social. Estudi psicologa para escapar del destino que le imponan sus padres, un par de millonarios que la educaron con un discurso de izquierda. Dueos de una fbrica de carteras para mujer con empleados mal pagos. Marcela se sum a la campaa y dimos entrevistas, hicimos producciones de fotos y compartimos actos.

Pasamos de no tener dilogo a hablar todo el da. El tema era uno solo: la campaa. Pens que traera conflictos con Antonio pero no, todo lo contrario. Empezaron a trabajar en dupla. Eran la polica buena y el polica malo. Manejaron la relacin con los medios y con los polticos y los empresarios. Una noche, despus de un acto por la inauguracin de no s qu, tuve la sensacin de que algo haba entre ellos. Una semana ms tarde, en un vuelo a Italia para participar de un foro, me despert y Marcela no estaba al lado mo en el avin, estaba dos asientos atrs hablando con Antonio. Se rean mucho. Marcela nunca se rea as conmigo. Al principio sent celos y paranoia. No me gusta sentir celos, no es de una persona inteligente sentir celos. A la paranoia la respeto. La ltima noche, en la habitacin, le pregunt a Marcela si Antonio la atraa. Me dijo que s. Te molesta?, me pregunt ahora ella a m. Le dije que no saba. Qu cosas te atraen de Antonio?, quise saber. Y tuvimos una conversacin que nos calent como nunca y nos llev a coger. Al otro da, en el avin, pas lo mismo: charlaban, planeaban la campaa, se rean. Me sent seguro y cuidado. Ni Marcela ni Antonio me traicionaran. ramos parte del mismo equipo.

Editorial Planeta

Yo no sumara a Isabel. Isabel es una fiesta y me gusta tenerla por fuera de todo este mundo. Le escrib hace dos horas y no me contesta. No me gusta que me haga esto y mucho menos hoy, a horas de las elecciones. Me dijo que despus de la funcin no iba a ir a comer con sus compaeros. Que se iba a la casa. Se habr ido con un compaero? Estar enamorada? Me muero. No, no me muero. Pero ser presidente y que Isabel me abandone sera una piedra gigante en el zapato.

Isabel es fundamental en mi vida. Me admira. Y yo necesito una mujer que me admire. Marcela no me admira, me acompaa. Es la mam de mis tres hijos. Y est conmigo por el objetivo de la presidencia. Isabel es mi novia, mi admiradora, mi puta. Quiero ser presidente tambin por ella.Si me contestara ahora, tendramos un chat ertico, me hara la paja y me dormira. Pero no me contesta. La puta madre, Isabel. Contestame, hija de puta. Yo debera irme a dormir. Por qu me hacs esto hoy?

Podra escribirle a Antonio para que averige por dnde anda Isabel. Pero no quiero que se ocupe de eso ahora. Tal vez debera tomar algo para dormir. O coger con Marcela. Ella duerme ahora. Voy a la cama y me acuesto a su lado, la abrazo, la apoyo. Apenas se mueve. Me dice que est cansada. La vuelvo a apoyar. Tens que dormir, me dice. Le digo que no puedo. Que estoy ansioso. La apoyo con ms decisin. Sin dejar de estar de espaldas me agarra la pija. Marcela no entiende cmo puedo querer coger ahora, a horas de las elecciones. Me la quers apoyar y acabarme en la espalda?, me pregunta. Bueno. Se acuesta boca abajo. Le bajo la bombacha, me bajo el bxer y me subo arriba de ella. Me sigue gustando el culo de Marcela. El de Isabel es ms duro y est ms levantado pero el de Marcela me gusta ms. No s por qu. Lo percibo ms real. Me calienta la imperfeccin. Pero Isabel jams queda muerta en la cama mientras estoy arriba de ella. Isabel siempre est dispuesta. Tiene iniciativa. Me busca. Seguro que Marcela con Antonio tambin. No lo s. No se lo pregunt ni se lo voy a preguntar. Me froto arriba de Marcela hasta acabar. Qu lindo, me dice. Hubiramos cogido, le digo. A dormir, me dice. Busco papel en el bao y le limpio la espalda. Hago un bollo y lo tiro en el tacho de la basura que tenemos al lado de la cama.Los millones de personas que me van a votar maana no imaginan jams esta escena.

Ya no estoy tan angustiado porque acab, pero miro el celular mil veces para ver si Isabel me escribi. Le escrib cinco mensajes. A distintas horas. La puta madre, Isabel. Tocan la puerta de la habitacin. Marcela duerme y respira fuerte. Es Jos, mi hijo mayor. Mi preferido. Tiene nueve aos. Pap, si tu pap es presidente, vos pods ser presidente cuando seas grande? Le digo que s y una sonrisa gigante se le dibuja en la cara. Por estas cosas es mi preferido. l ya sabe que quiere ser presidente. Estoy seguro de que los dos vamos a ser presidentes, le digo. Nos abrazamos. Ahora a dormir, Don Jos. Le digo Don por Don Jos de San Martn. Por el general le pusimos Jos. Nos encargamos de que todo el pas lo supiera. Y a nuestro segundo hijo le pusimos Manuel por Belgrano.

Soy el nico poltico que les pone nombres de prceres argentinos a sus hijos. En las entrevistas digo que es algo que nos sali del corazn.

Manuel tiene siete aos y siempre est de mal humor. Me aburre. Y est mucho peor desde que naci su hermanita. Est celoso. No me gusta la gente celosa. Se lo digo. S inteligente y que los dems estn celosos de vos, Manuel. Me mira con indiferencia cuando se lo digo. Le pregunto si me entiende lo que le estoy diciendo. No me responde. Eso me pone furioso. La chiquita, en cambio, siempre est de buen humor. No la veo mucho, me agarr en plena campaa presidencial. Parece una nena buena. No sabamos qu nombre ponerle. No hay ninguna prcer mujer argentina que tenga una imagen ciento por ciento positiva. Una maana fui a un colegio carenciado a sacarme fotos con los chicos y con computadoras. Despus di un discurso y cantamos el himno. Y tambin cantamos Aurora. A Marcela le gust enseguida Aurora. A Jos tambin. A Manuel, no. A Antonio, s.



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