Los 10 aspectos a tener en cuenta en una salida a bolsa
A la hora de decidir si la salida a bolsa de una empresa puede suponer una buena opción para invertir, hay que tener en cuenta varios factores.
Antes de nada, ¿qué significa que una empresa salga a bolsa?
Cuando una compañía sale a bolsa significa que empieza a cotizar en un mercado bursátil, en el que todo el que quiera puede invertir. De ahí que a las salidas a bolsa también se las denomine OPVs (oferta pública de venta) u OPSs (oferta pública de suscripción). La diferencia entre ambas la analizaremos a continuación.
Los motivos por los que los propietarios de una empresa deciden sacarla a bolsa son diversos: obtener financiación para la empresa, disponer de una valoración objetiva de la misma, vender acciones para hacer caja o incluso puede tener fines publicitarios, ya que una salida a bolsa podría hacer que la compañía en sí aumentase su notoriedad.
Dicho esto, éstas son las 10 claves más importantes a considerar:
1) El precio
Antes del debut de la empresa en bolsa se publica un rango indicativo de precio, pero no suele ser hasta el día antes de empezar a cotizar cuando se da a conocer el precio definitivo desde el que partirá la cotización de la acción.
Este es el factor más importante y el que va a determinar el éxito de la operación. Hay que hacer las cuentas: debemos comparar si el precio al que sale es competitivo, teniendo en cuenta empresas similares. Si el precio de salida es muy alto, puede que la operación no interese, por muy bueno que sea el negocio, ya que no contará a priori con un gran potencial alcista.
2) Tipo de oferta: OPV u OPS
En una OPV (oferta pública de venta) el número de acciones seguirá siendo el mismo una vez finalice la operación. Simplemente, parte de las acciones pasan de manos de los anteriores propietarios a manos de los inversores que acuden a la salida a bolsa.
Sin embargo, en una OPS (oferta pública de suscripción) se emiten acciones nuevas (se amplía capital) con el objetivo de recaudar fondos para invertir en el negocio o para reducir deuda, por ejemplo.
También se pueden dar los dos casos. Es decir, que parte de las acciones que se ponen a disposición de nuevos inversores sean de nueva emisión y otra parte sean de las que estaban en manos de sus anteriores propietarios.
3) Tramo minorista-cualificado
En este tipo de operaciones suele haber un tramo reservado para inversores minoristas y otro para cualificados. Un síntoma positivo de cara a una salida a bolsa es que ésta tenga buena acogida en el tramo cualificado, ya que a éste pertenecen profesionales del sector con más experiencia al respecto (gestores de fondos de inversión, SICAVs, fondos de pensiones, etc). En ocasiones, es positivo conocer cuáles son las gestoras de fondos u otros institucionales que van a acudir a la OPV.
En cambio, si hay demasiada proporción de acciones destinadas al tramo minorista (como sucedió, por ejemplo, con la salida a bolsa de Bankia en 2011) puede deberse a que no se consigue captar la atención de los profesionales y se intenta colocar acciones entre los pequeños inversores.
4) Volumen de la operación
Éste hace referencia al número de acciones que formarán parte de la operación, y que delimitará el free float de la compañía una vez que cotice en bolsa.
En este sentido, es positivo conocer si los antiguos accionistas desean mantener parte de sus acciones o pretenden desprenderse de todas ellas. El hecho de que quieran seguir siendo accionistas tras la salida a bolsa es una señal de su compromiso futuro con la empresa. En ese caso, serán ellos los primeros interesados en que el precio de las acciones siga subiendo en el futuro.
5) El folleto
Se recomienda la lectura del folleto informativo, que ha sido previamente autorizado por el regulador (CNMV en el caso de España). En él aparecen todos los riesgos y características de la operación.
Incluye información sobre: cuentas de resultados anteriores, el equipo gestor, la política de dividendo que quieren seguir, previsiones de beneficios, planes estratégicos, etc.
6) Sector en el que la empresa desarrolla su actividad
Aunque parezca algo evidente, hay que ser conscientes de la importancia de saber los riesgos que entraña el sector al que pertenece.
No es lo mismo una empresa que suministra electricidad, que una biotecnológica. En el primer caso, las cuentas de estas empresas serán más estables y predecibles, ya que los servicios que prestan son necesarios para la ciudadanía. Además, las barreras de entrada de posibles competidores son elevadas. Sin embargo, las biotecnológicas están sujetas a mayores incertidumbres (temas regulatorios, beneficios más difíciles de pronosticar y variables de un año a otro…). Es aconsejable contrastar el PER con el que empezará su andadura en bolsa, y compararlo con el de otras empresas cotizadas pertenecientes al mismo sector.
7) Aspectos contables de la empresa
Es interesante analizar la situación de la empresa en sí, haciendo hincapié en partidas como el origen de los ingresos, costes, márgenes, rentabilidad, deuda neta, etc.
8) Mercado que alberga la operación
Dentro del término ‘bolsa’ existen diferentes mercados.
En España existen el Mercado Continuo y el Mercado Alternativo Bursátil. Una de las principales diferencias entre ambos es la transparencia, es decir, el grado de información que deben poner a disposición del público las compañías que forman parte de ellos. Otro aspecto que no debemos olvidar es la liquidez: muchas de las compañías que salen a cotizar en el MAB cuentan con una menor liquidez que otras que lo hacen en el Mercado Continuo.
9) Periodo ‘lock out’
Es un periodo de tiempo que transcurre desde que la empresa sale a bolsa hasta que los anteriores dueños (ya sean accionistas mayoritarios o incluso trabajadores de la empresa con acciones) se comprometen a no vender acciones adicionales en el mercado.
Es importante estar atento a esta fecha ya que son muchos los accionistas que están esperando a esta fecha para vender más acciones, lo que en algunos casos puede derivar en caídas de la cotización.
10) Cláusula Green Shoe
Este término hace referencia a una técnica utilizada por los bancos de inversión colocadores, que velan por la estabilización del precio de la acción en los primeros compases de su salida a bolsa. Esta cláusula da la posibilidad al banco colocador de vender más acciones de las inicialmente previstas, en caso de que haya una demanda más fuerte de la estimada; si ello ocurriera, el desequilibrio entre los títulos disponibles y la fuerte demanda podría disparar el precio de la operación. Con el Green Shoe se aumenta la oferta de acciones y el precio se equilibra.