10/12/2024

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¿Consolidación o distribución? Aspectos importantes a seguir de cerca en el índice rector

A principios del mes de noviembre vimos cómo los retrocesos en el mercado habían puesto en jaque soportes importantes a nivel global dentro de los mercados de renta variable. A medida que pasan las semanas esta situación también se está trasladando hasta las bolsas americanas, ya que el índice rector S&P 500 está configurando una estructura muy similar que me gustaría tratar en el día de hoy.

 

Durante los últimos años las bolsas neoyorquinas experimentaron claras trayectorias alcistas apoyadas por un entorno favorable (fuertes lecturas de amplitud y bajos rendimientos de los bonos) que llevaron a las bolsas americanas a ser líderes de este ciclo alcista.

Por desgracia en 2018 estamos viendo cómo los cimientos sobre los que se ha fundamentado este ciclo alcista se están desmoronando poco a poco.

A finales de 2008 el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke decidió intervenir el mercado de renta fija generando que los rendimientos de los bonos resultasen artificialmente bajos, forzando así a los inversores a buscar rentabilidad en activos de más riesgo como la renta variable, sembrándose así la semilla del ciclo alcista experimentado durante la última década.

Diez años después de ese movimiento por parte de la FED, los cimientos empiezan a tambalearse tal y como vengo comentando por aquí desde hace meses. Los rendimientos de la renta fija estadounidense han aumentado durante los últimos meses hasta llegar a un punto que ya vuelven a resultar atractivos para los inversores. Este hecho, unido a la debilidad estructural del mercado (son muchos más los valores que caen que los que suben), hacen que las probabilidades de que estemos en los últimos compases del ciclo alcista sean cada vez mayores.

Si analizamos el mercado por dos vías (la de los flujos monetarios y el comportamiento estrictamente técnico de los gráficos), la primera vía que ha empezado a hacer aguas es la de los flujos monetarios, por las razones explicadas anteriormente. La segunda vía, que comprende estrictamente a la evolución técnica de los precios, está deteriorándose progresivamente también.

Volviendo al gráfico del S&P 500 mostrado anteriormente, en 2018 los retrocesos de febrero detuvieron las alzas que había experimentado el mercado americano durante los años previos, llevando al mercado estadounidense a establecerse en un rango lateral.

Este tipo de movimientos laterales pueden significar dos cosas:

  1. En primer lugar, pueden ser episodios de consolidación de las alzas previas, momento que el mercado aprovecha para tomar un descanso antes de proseguir con las alzas. Este escenario solo se confirma con una superación de máximos por parte de la amplitud como expliqué aquí. Si la línea avance/descenso superase máximos significaría que el dinero estaría volviendo al mercado, pero por desgracia esta situación cada vez está más lejos de producirse con una línea avance/descenso que cada vez opera en niveles inferiores.
  2. El segundo escenario es mucho más negativo y por desgracia es el que, a fecha de hoy, está tomando forma. Consiste en una fase de distribución (lo que Stan Weinstein conocía como etapa 3 o techo) y que, a nivel estrictamente técnico, se confirma con una perforación de soportes.

El soporte en el caso del S&P 500 está comprendido entre la zona de los 2550 y 2600 puntos. En el caso de perderse ese nivel, dado que los flujos monetarios son desfavorables, la situación podría volverse muy peligrosa.

Ya he dicho en varias ocasiones que el escenario que personalmente más me gustaría que se diese es alcista y poder reanudar así las compras, ya que es una operativa mucho más agradable que la bajista.

Ahora bien, nuestra forma de operar en los mercados nunca se fundamenta en “lo que nos gustaría”, sino en lo que suceda y lo cierto es que, a medida que pasan las semanas, la situación técnica se va deteriorando progresivamente, lo que va dejando cada vez más lejos la posibilidad de que la línea avance/descenso sea capaz de superar máximos.

Una pérdida de soportes por parte del S&P 500 sería un giro de tuerca más que pondría en jaque las probabilidades de supervivencia del ciclo alcista, especialmente cuando esta pérdida de soportes vendría de la mano de un deterioro claro en los flujos monetarios.

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