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¿Cómo describir la locura del mundo en el que vivimos? Así lo explica Slavoj Zizek en su nuevo libro

11 febrero de 2025

En su nuevo libro publicado por Godotel filósofo Slavoj Žižek explica por qué vivimos en un mundo loco, en el que las ideologías perdieron relevancia. A partir de tres ejes fundamentales -guerra, cine y sexo- el pensador intenta explicar por qué vivimos en un mundo en crisis. 

Lo que vemos últimamente es algo que solo podemos llamar tecnopopulismo: un movimiento político con una clara apelación populista (trabajar para el pueblo, para sus «intereses reales», ni de izquierda ni de derecha) que promete ocuparse de todos mediante una política racional y de expertos; un enfoque pragmático que no moviliza pasiones bajas ni recurre a eslóganes demagógicos. La vergonzosa paradoja que nos vemos obligados a aceptar es que, desde un punto de vista moral, el modo más cómodo de mantener una posición de superioridad es vivir en un régimen moderadamente autoritario.

Slavoj Žižek, filósofo y crítico cultural, es profesor en la European Graduate School y director internacional del Birkbeck Institute for the Humanities.

Compartimos un fragmento del capítulo «Ucrania es como Cisjordania, no como Israel»

 

Hace más de una década, mi hijo y yo estábamos almorzando en una mesa grande cuando le pregunté si podía pasarme la sal. Me respondió: «Claro que sí», y no hizo nada. Cuando repetí el pedido, me contestó con insolencia infantil: «Me preguntaste si podía hacerlo, y respondí. ¡No me dijiste que tenía que hacerlo!»

En esta situación, ¿quién era más libre? ¿Mi hijo o yo? Si se entiende la libertad como libertad de elección, entonces mi hijo era más libre: tenía la elección adicional de cómo comprender mi pregunta, ya fuera literalmente (si era capaz de hacerlo) o en el sentido cotidiano habitual (un pedido en forma de pregunta por cortesía). Imaginemos un mundo en que la mayoría de las personas actuaran como mi hijo: nunca sabríamos con certeza lo que alguien quiso decir, y perderíamos muchísimo tiempo intentando interpretarlo.

Portada del libro «Mundo loco. Guerra, cine, sexo» de Slavoj Žižek, publicado por Godot.

¿Acaso no estuvimos enfrentando una situación similar en la vida política durante las últimas décadas? Incluso si Donald Trump y sus populistas de la alt-right no violan leyes explícitas, sí ignoran las costumbres y las reglas implícitas. Hace dos años, en Eslovenia, mi propio país, hubo un conflicto acerca de la nominación de los miembros eslovenos de la corte europea. El gobierno derechista tomó de modo literal su función puramente formal y actuó como si tuviera que tomar una decisión, como mi hijo que tomó literalmente mi pedido de la sal y no me la pasó.

Los republicanos de Trump están haciendo algo similar en Estados Unidos. El sistema legal estadounidense estipula que si el resultado de las elecciones de un estado no está claro, el congreso de ese estado puede nominar a los electores directamente. La interpretación republicana de esto es que si a un congreso dominado por republicanos no le gusta un resultado electoral, puede nominar a los electores directamente. Una de las condiciones de la democracia política es que todos los agentes políticos hablen el mismo idioma; es decir, que haya un entendimiento común de las reglas electorales para que se acepten los resultados electorales. De lo contrario, nos encontramos cerca de una guerra civil, como es el caso hoy en Estados Unidos.

Donald Trump junto a su esposa, Melania Trump, luego de haber sido electo como nuevo presidente de los Estados Unidos.

Lo mismo se puede decir sobre la política internacional: se espera que todas las partes hablen el mismo idioma cuando se trata de libertad y ocupación. El caso extremo actual es, por supuesto, Rusia, que afirma que su invasión de Ucrania es descolonización. Lamentablemente, Ucrania cayó en la misma trampa. En el discurso que dio el 22 de marzo de 2022 ante la Knéset, la Asamblea israelí, Zelenski dijo: «Estamos en países diferentes y en condiciones completamente diferentes. Pero la amenaza es la misma: tanto para nosotros como ustedes, se trata de la destrucción del pueblo, del Estado, de la cultura. E incluso de los nombres: Ucrania, Israel»

Estoy completamente de acuerdo con el politólogo Asad Ghanem, que afirma que este discurso fue una desgracia en relación con las luchas mundiales por la libertad y la liberación, particularmente del pueblo palestino. Invertiste los roles de ocupante y ocupado. Perdiste otra oportunidad para demostrar la justicia de tu causa y la causa más amplia de la libertad. Me enoja y entristece que Rusia esté buscando ocupar tu país y aplastar los derechos del pueblo ucraniano a la autodeterminación y la libertad, y creo que debemos otorgarles todo el apoyo posible a los ucranianos en su resistencia a este ataque bárbaro.

Nuevamente, estoy completamente de acuerdo con Ghanem en que «debemos otorgarles todo el apoyo posible a los ucranianos». La ayuda occidental a Ucrania no fue un fracaso, pues impidió el avance ruso; sin eso, Ucrania estaría ocupada completamente por Rusia. Pero, lamentablemente, el discurso de Zelenski en la Knéset no fue un acontecimiento aislado: Ucrania declara públicamente su apoyo a la ocupación israelí con frecuencia. En 2020, optó por renunciar al Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, un organismo encargado de respaldar los derechos de los palestinos. El 7 de agosto de 2022, el embajador ucraniano en Israel, Yevgen Korniychuk, expresó su apoyo total a Tel Aviv: «Como ucraniano cuyo país está bajo un ataque brutal por parte de su vecino, siento una gran empatía por la sociedad israelí».

En el discurso de Zelenski en la Knéset Ucrania declaró públicamente su apoyo a la ocupación israelí. 

Esta comparación entre Israel y Ucrania es incorrecta. Si hay un paralelo, es entre los ucranianos y los palestinos de Cisjordania. De modo similar a cómo los rusos tratan a los ucranianos, Israel niega que los palestinos sean una nación, se los desestima como parte de los árabes. La diferencia es que tanto Israel como Palestina admiten la otredad mutua, mientras que Rusia afirma que los ucranianos no existen: son parte de Rusia y su autonomía es una ficción atribuida a Lenin y los nazis. Al igual que Israel, Rusia es una superpotencia militar que coloniza una entidad más pequeña y más débil (Cisjordania y Ucrania, respectivamente). Al igual que Rusia en la Ucrania ocupada, Israel está practicando una política de apartheid que reduce a los palestinos a ciudadanos de segunda.

Para peor, Israel no ha devuelto el favor y apoyado a Ucrania. Oscila entre Rusia y Ucrania, con una inclinación hacia Rusia por motivos estratégicos: Israel necesita que Rusia, que ha intervenido en Siria, tolere sus ataques en algunas partes de Siria. Además, Israel desconfía del antisemitismo en Ucrania. Entonces, ¿por qué Ucrania apoya a Israel? Por motivos ideológicos (y también para ganar el favor de Occidente), Ucrania presenta su lucha como una defensa de Europa y de la civilización europea, y contra el Oriente bárbaro-totalitario. Ignora el lado oscuro de Europa, que está marcado por la esclavitud moderna, el colonialismo y el fascismo, por nombrar solo algunos elementos.

La problemática de los derechos humanos en el conflicto entre Israel y  Palestina - IDEHPUCP
En su nuevo libro, Žižek sostiene que Israel está practicando una política de apartheid que reduce a los palestinos a ciudadanos de segunda.

Es absolutamente crucial formular la defensa de Ucrania en términos universales. Si reducimos la lucha ucraniana a la defensa de Europa, estamos hablando el idioma del filósofo de la corte de Putin, Aleksandr Duguin, que opone las verdades rusas a las europeas. Esto tiene implicancias catastróficas: es directamente funcional a la propaganda mundial de Rusia, que presenta su ataque a Ucrania como la descolonización de Ucrania, como la lucha contra la dominación neoliberal occidental y como un paso hacia un mundo multipolar.

Europa y Rusia no están hablando el mismo idioma. Rusia está imponiendo nuevas «libertades» que justifican una dominación neofeudal brutal. Ucrania no está haciendo lo mismo. Sin embargo, al percibir la colonización israelí de Cisjordania como una lucha defensiva por la libertad, Ucrania está colocando su propia lucha justificada por la libertad en la misma categoría que la agresión de otro país. Tarde o temprano, Ucrania tendrá que decidir si será verdaderamente europea y participará en el proyecto emancipatorio universal que define a Europa o si será parte de la ola populista neoconservadora.

Zelenski asegura estar dispuesto a negociar directamente la paz con Putin
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania.

Volvamos a la anécdota de mi hijo y la sal. Cuando Ucrania le preguntó a Occidente: «¿Puedes ayudarme y pasarme armas?», Occidente respondió correctamente y ofreció ayuda, en lugar de la salida cínica «¡Sí, puedo!» sin ninguna acción posterior. Los palestinos de Cisjordania también están pidiendo ayuda, pero no reciben prácticamente nada más que declaraciones de solidaridad vacías; y a veces ni siquiera eso, sino solidaridad con su opresor. Piden la sal, y se la dan a su oponente.



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